Simposio UNTREF-Buenos Aires

“Desafíos que plantea la globalización en las artes visuales”
26, 27 y 28 de agosto 2008 - Buenos Aires

Globalización y cultura ¿Existe un lugar latinoamericano?
27 de Agosto
9 a 13,30 hs.

Coordinator: Gerardo Mosquera
http://red.enfocarte.com/articulo_detalle.php?idarticulo=429&idcategoria=137

Participants: Suelly Rolnik, Alicia Herrero, María de los Angeles de Rueda, José Fernández Vega, Hervé Fisher, Nelly Richard, Raúl Antelo, Juan Pablo Perez Roca.

Globalización y Cultura. ¿Existe un lugar latinoamericano?

Apertura del moderador de la mesa Gerardo Mosquera

Mosquera, Gerardo. Cubano. Crítico, curador e historiador de arte independiente. Curador adjunto del New Museum of Contemporary Art, Nueva York. Asesor de la Academia de Bellas Artes del Estado de Holanda. Miembro de los consejos editoriales de varias revistas internacionales. Fundador de la Bienal de La Habana.


El título mismo que los organizadores de la conferencia asignaron a esta mesa podría reflejar una paradoja muy latinoamericana: no hemos conseguido ni siquiera integrar comercialmente nuestros países pero nos planteamos un espacio latinoamericano en la globalización. Tocamos el himno antes de ganar las medallas de oro. Además, nuestra neurosis de la identidad nos inclina a pensar en términos de las ‘raíces’ no de los ‘pies’ o de ‘otras partes del cuerpo’. Cada treinta segundos nace un bebé hispano en Estados Unidos contribuyendo a activar una bomba de tiempo que ha despertado temores apocalípticos en Samuel Huntington. Siempre insisto en que New York es el lugar latinoamericano de la globalización que más gusta.

Pensar la globalización preocupados por un lugar latinoamericano ¿No implica una reducción de la dinámica entre globalización y cultura? ¿No es este lugar una nueva e inconsciente manifestación del pago, de la facenda, del cacicazgo latinoamericano y de nuestra permanente incapacidad de ir más allá? ¿No tiende a confinarnos en un gueto cuando las migraciones, los movimientos y las comunicaciones contemporáneas, están trasformando las químicas culturales por todos lados? En vez de un lugar, ¿No seremos una raya en el mar?, cómo diría Manu Chao, en fin, ¿No resultaría más plausible discutir los procesos globales globalmente? Por supuesto, lo anterior no implica que no se analicen agendas o intereses particulares y con voluntad de acción sobre ellos. La pregunta de José Luis Méndez Méndez, ¿Qué es África?, resulta también pertinente para America Latina, en un cuento de Jorge Luis Borges una mujer nórdica pregunta a un colombiano, ¿Qué es ser colombiano?, y él le responde, un acto de fe. Borges, era porteño, en general, hemos sido mucho menos cínicos que los africanos acerca de una identidad continental. Ya en 1975 Chinua Achebe consideraba que la noción identitaria acerca de una literatura africana o una cultura africana era “Elementos escenográficos que hemos construido en distintos momentos para ayudarnos a ponernos en pie, cuando lo hagamos no los necesitaremos más”.

Ahora bien, a pesar de la diversidad de America Latina y de la tendencia a la balcanización en su historia, las afinidades históricas, económicas, culturales, lingüísticas, políticas y religiosas que constituyeron la región, y su ambivalente posicionamiento ante occidente, han hecho que continuemos identificándonos como latinoamericanos, no se trata de un esencialismo estratégico como diría Gayatri Spivak sino de una consciencia real que puede conducirnos tanto a la solidaridad como al provincianismo.

Una buena parte de las presentaciones, que hemos tenido el gusto de escuchar, han versado sobre nociones de apropiación e hibridación tan claras para analizar la dinámica de America Latina, así como su permanente inclinación a copiar en la que solo los japoneses nos superan y quizá pronto los coreanos que hasta le ganaron la medalla a Cuba en el torneo de Vais Ball olímpico. Solo me interesa lo que nos mío, dice el manifiesto antropófago, ahora bien, en el ritual de los Tupi que incluyen la antropofagia, aquel que mataba y devoraba a su enemigo cambiaba de nombre y era marcado, la costumbre puede ser metáfora para una cuestión no discutida en las ponencias que han usado las nociones de apropiación e hibridación: me refiero a la mudanza del sujeto apropiador hacia lo que apropia, sus sentido y discursos en los que puede quedar subsumido y de los que depende, es la tensión del quién come a quién. La ambivalencia de estos procesos no ha sido señalada y podría constituir un tópico de debate.


Alicia Herrero inauguró el espíritu crítico de esta mesa cuestionando radicalmente la noción de America Latina y algunos clichés que han afectado la discusión más compleja y dinámica de su arte, según exige el momento. Su ponencia discurre desde la propia posición y experiencia de Herrero como artista, su primera recusación fue hacia el binomio centro periferia, que reproduce los mismos valores que intenta cuestionar y no da cuenta de las movilidades de subjetividades críticas, en procesos de conformación e intersticiales. La ponente, planteó la conveniencia de plantearnos acerca de capital, valor, economías y sistema, en la discusión del arte con el fin de analizar los flujos en las prácticas artísticas contemporáneas que construyen lo que llama zonas de combustión, que vuelven impreciso al esquema binario. En este sentido, señaló los procesos de transe, locación y oscilación topológica impulsados por las prácticas actuales, que valoran la contaminación, la mezcla, el quiebre de fronteras, creando sus propios locus, contextos y micropolíticas, a la vez, estas prácticas interactúan en micro contextos que evitan las generalizaciones, invitando a pensar, siguiendo a Walter Benjamin, una política de la forma. Finalmente, indica que, en Buenos Aires, solo distintas iniciativas de artistas, resisten la reducción del campo del arte a la circulación y el mercado, estás prácticas actúan además traslocamente, fuera del esquema centro periferia, produciendo sus propios nodos semánticos. Alicia, concluye resaltando utópicamente la potencialidad del arte para ofrecer un sitio, desquiciado, auto-alterador de su propia realidad.


La ponencia de María de los Ángeles de Rueda, se basa en las ideas de Néstor García Canclini sobre la hibridación. A partir de ellas, propone una interpretación de manifestaciones artísticas contemporáneas caracterizadas por su movilidad, expansión y multiplicidad metodológica y morfológica. Se pregunta cómo construir sentido en el caos de referencia de nuestra vida y la hibridación le ofrece una respuesta como posible lugar, no exclusivo de un paisaje táctico de lo latinoamericano, un lugar: relacional, ambivalente, mixto, inclusivo, apropiacionista. La autora, toma tres procesos claves en la hibridación, señalados por Canclini, para analizar tendencias artísticas actuales mediante ejemplos concretos, estos procesos son: el quiebre y mezcla de las colecciones organizados por los sistemas culturales, la desterritorialización de los procesos simbólicos y de la expansión de géneros y discursos. De Rueda, toma siempre la precaución de totalizar y aplica las referencias canclinianas a la enunciación de estrategias para entrar y salir de la hibridación. No obstante me pregunto si a estas alturas es válida nuestra obsesión por encontrar nociones generales que permitan identificar a America Latina y su cultura como un todo.


José Fernández Vega se suma a la actual discusión sobre las bienales y su proliferación, centrándose en la próxima de Sao Pablo, curada de un modo muy especial por Ivo Mezquita. Su texto se inscribe en el grupo de los apocalípticos en este debate, considera que con la globalización cultura y mercado tienden a confluir y aquella integra el internacionalismo de las bienales dentro de su discurso dominante, así, el arte global parece ser el efecto del mercado más que la realización de un programa posnacional. Las Bienales, nos dice, perdieron el alma y sustituyeron el concepto por el slogan. Como reacción, el autor parece connotar una nostalgia por las muestras nacionales, que han sido objeto de fuerte crítica. Se refiere además a una tendencia en la teoría del arte en detrimento de su presencia y visualidad, la visión cede terreno a la discusión. La posición de Fernández de Vega se corresponde con una crítica necesaria, pero pienso quizá totalizante, sería importante referir, más allá del caso de Sao Pablo, a una consciencia que se desarrolla entre los curadores más serios de quebrar el modelo Bloc Buster que ha acercado las bienales a las ferias del arte y usar las bienales como espacios propositivos de discusión artística, cultural y política. Pensemos en las primeras bienales de La Habana, La documenta dirigida por Obie en Weston, La Bienal de Estambul, curada por Vasif Kortun y Charles Esche o la manifiesta en Chipre que ni siquiera no llegó a realizarse y cuyos curadores casi terminaron en la cárcel. En este sentido, son atendibles las posiciones de algunos partidarios de las bienales, como Carlos Basualdo, para quien representan un espacio más libre para la acción del curador debido a que, a diferencia de las exposiciones, no dependen de la institucionalidad establecida de los museos o centros de arte, y en el de ciertos curadores que les arrogan el haber permitido la salida, la circulación, internacional de artistas antes relegados al ámbito local abriéndoles espacios e introduciendo un sentido de lo contemporáneo en ámbitos conservadores y, digo yo, sumidos en mercados superficiales y suntuarios.


Hervé Fischer, nos refrescó con una presentación profundamente visual. En ella plantea la eclosión de fuerzas centrifugas que quiebran lo que califica como el imperialismo del arte metropolitano a partir de una crisis de éste, que sitúa en las décadas de los setenta y ochenta. Hay un nuevo momento de multipolarización del planeta que facilita una reafirmación de las identidades que trae la esperanza de una riqueza mundial, de diálogos interculturales abiertos que permitan intercambios más equitativos. Como actores principales del surgimiento de las propuestas centrífugas, Fischer, menciona ejemplos de artistas, curadores y críticos, casi todos centrales y de habla francesa. Pienso que la transformación, que sin duda ha tenido lugar, se debe a un conjunto de factores, mucho más amplio y complejo, al cual se han referido otras ponencias, y sobre todo a la acción de sujetos subalternos que han actuado para transformar el statu quo de exclusión y dominio, hasta hace poco prevaleciente.


Raúl Antelo comienza su ponencia preguntándose si America Latina es un lugar más allá de su fragmentación o si solo anhela una utópica unidad por venir, para él, afirmar el lugar como límite del continente debe conducirnos, más que a trazar un perímetro, a pensar en que el lugar se constituye en la medida en que los discursos que contiene tocan inmediatamente el contenido, los cuerpos, la vida. Su erudita, poliglota y especulativa ponencia, construida mediante una barroca articulación de citas, discute en términos filosóficos la noción de ‘topos’, incluye una larga exposición acerca de como tocan a America Latina las imágenes, expresada en una discusión del género de la naturaleza muerta y su relación con el llamado Nuevo Mundo: en estas pinturas, los mariscos y frutos desconocidos aparecen junto con cosas cotidianas europeas, iniciándose así, en su visión, la globalización del arte. Antelo argumenta como las naturalezas muertas crean un régimen escópico y desafían el orden de original y copia y la jerarquía entre idea y representación. Quisiera añadir a todo este argumento los Bodegones de Wilfredo Lan, que Fernando Ortiz calificó de naturalezas vivas.
El ponente afirma que la singularidad no es contacto con un contenido existente sino con la posibilidad de entrar en contacto, acercándose indirectamente a ciertas ideas expuestas por Alicia Herrero, así muestra como Robert Kurz describe el escenario actual como un espacio de fusiones donde el capital real está subordinado a las estrategias del capital ficticio, en una lógica que subvierte la apropiación como garantía per se de lo racional. La ponencia finaliza como una exploración, donde participan Duchamp, Torres García y Lacan, del sentido del lugar y su relación con el objeto que concluye con dos referencias a Mallarmé: Si no hay objeto no hay lugar y haber tenido lugar es tener un lugar.

En contraste con esta ponencia, la de Juan Pablo Pérez Rocca contiene un enfoque directamente político. Se basa en la categoría de post occidentalismo, planteada por Roberto Fernández Retamar, cuya genealogía describe, para proponer una rearticulación del debate entre lo local y lo internacional y una crítica al post modernismo en términos de emancipación. Veo un problema en este ambicioso programa: debido a que el post occidentalismo de Retamar se funda en la teleología marxista clásica que plantea la evolución hacia una sociedad socialista mundial, así del mismo modo que el capitalismo daría paso al socialismo la cultura occidental socializada produciría lo post occidental. Tales ideas están signadas, pienso, por un época y obviamente resultan poco viables en el mundo actual. El autor analiza obras de Alfedro Portillo y Regina José Galindo para enhebrar consideraciones sobre las identidades latinoamericanas y la resistencia cultural en el arte actual, desde su punto de vista, la globalización borra toda singularidad cultural y no permite la negociación y constitución de nuevas identidades. Pérez Rocca, se opone a considerar como esencialistas las continuidades socio históricas, desde las que surgió el pensamiento latinoamericano y las posturas discursivas no occidentales, planteándolas en cambio como emancipatorias. Considera el arraigo a la comunidad como necesario para la toda construcción dinámica de las identidades, por lo que crítica la descontextualización que ve en la obra reciente de Galindo, como resultado de su internacionalización. La ponencia concluye resaltando la capacidad de los dos artistas analizados para crear una mirada de grupos marginados de los procesos modernizadores y globalizadores.


Nelly Richard representa, precisamente, la postura teórica que parece criticar Pérez Rocca desde una plataforma marxista tradicional, ella abre su intervención proponiendo una forma no tradicionalista de lo local, planteada en términos tácticos, como marca y posicionamiento crítico, que rescata la especificidad del contexto aunque sea sometiéndola a permanentes descalces. Es una idea que se relaciona con el esencialismo estratégico de Spivak, que aunque Richard no lo indica, se trata de una táctica provisional, ella señala la hibridez como código de la globalización intercultural que funciona mediante la traducción cultural y posee un efecto desubstanciador, que quiebra dinamismos. Esbozando una idea que ha sido clave en su obra teórica, la autora enfatiza las desconexiones que tienen lugar cuando las periferias traducen la cultura central dominante, así como la rebelión de los contextos locales frente a la univocidad de este proceso, indica lo que llama una potencialidad rebelde del in situ, dentro de una disputa de apropiaciones globales y contra apropiaciones locales. Richard señala que la red multicentrada del capitalismo actúa y complejiza la oposición centro periferia que guiaba la tradición anti colonialista y anti imperialista del ser latinoamericano. Aquí hay otro punto de polémica con el ponente anterior, que buscaba precisamente recuperar esa tradición. Según Richard, se mantienen asimetrías de poder que marginan lo local pero a la vez lo salvan de una homogeneización del sentido. Esta idea podría dar pie a una discusión: ¿Sólo pueden las periferias mantener las diferencias gracias a su marginación? ¿No son capaces de una acción propia en los centros? En cualquier caso, la autora indica que la heterogeneidad de lo periférico latinoamericano le permite comportarse como una localización intermedia ni completamente saturada por el centrismo del sentido ni portadora de una diferencia originaria opuesta a lo metropolitano. Siguiendo a Appadurai, la ponente analiza lo local como relacional y contextual y, por tanto, adscrito más a una dinámica de localización que al establecimiento de un espacio, la des localización y re localización de los signos sirve a la periferia para amoldar lo global, desde las singularidades y especificidades de lo local, sin que este constituya una otredad absoluta. Así, las interacciones global-local son, en palabras de Appadurai, fluidas e inciertas. Lo local la designa la tensión no resuelta de un lugar fluctuante en las discontinuidades de lo global, no como una territorialidad satisfecha, ni como soporte de identidades naturales de oposición y resistencia. America latina, es vista así, como zona intersticial de dinámicas del sentido, donde lo local realiza distribuciones de contextos que agudizan las contradicciones de la globalización. La ponente finaliza su argumento con la noción de traducción imperfecta de James Clifford que subraya las tensiones en las relaciones de poder y diferencia cultural.

mas información:
http://www.untref.edu.ar/simposio_artes_visuales.htm

 

 

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